domingo, 25 de julio de 2010

¡Qué ironía!


Es lo que sucede. Resulta que desde hace tres semanas tengo la misión de coordinar logísticamente a aproximadamente 20 personas. Cuando me hicieron la propuesta me advirtieron del gran trabajo que se venía, pero acepté el reto. De hecho, soy una persona de retos.
Sin embargo, estoy seguro que quien me propuso este reto y yo nunca imaginamos del gran trabajo que sería esto de la coordinación. Bueno, sólo lo podíamos saber en el camino, por eso Serrat acertadamente dice: "caminante no hay camino, se hace camino al andar...".
Y así fue. Y así es. En el camino he ido encontrando un sinnúmero de experiencias que en el papel resultaban inimaginables.
Es un arduo trabajo el que debo desarrollar, agotador física y mentalmente, pero divertido. La recompensa al final del día es el producto final que esas cerca de 20 personas dan a luz.
Que si necesitan transporte terrestre, aéreo, viáticos... que si hay que estar a tiempo en tal o cual lugar... que si se tiene que armar la agenda de coberturas periodísticas... que si se tiene que armar los equipos... que si las distancias que tienen que recorrer son cortas o largas... que si esto... que si lo otro... en fin.
Insisto, la satisfacción al final del día es el resultado que generan estas personas en beneficio de todos.
Lo irónico de todo es que a pesar de tener todo coordinado para el buen desenvolvimiento de estas cerca de 20 personas, a mi me resulta un tanto difícil coordinar mis actividades personales, principalmente el tiempo que debo entregarles a cada una de ellas. Y es que estoy tan metido en el trabajo que descuido mi vida y cuando la quiero recuperar, no soy tan eficiente para coordinarla como lo hago con el resto.
Esto no es algo nuevo para mi, de hecho siempre he sido desordenado con mis tiempos, pero de a poco me voy organizando. Creo que me incluiré en esas cerca de 20 personas para poder generar un mejor producto personal.
Ahora diré que son cerca de 21 personas a las que coordino sus actividades!